lunes, 10 de enero de 2011

Volar, solo volar...
No significa dejar atrás, sino retomar y vivir con mayor intensidad, dejarse llevar por impulsos satisfactorios. No significa realizar sino soñar ilusionado, sabiendo de antemano que los sueños sucumben ante la realidad y se hacen, se hacen sin mas.

Volar creyendo que es posible, volar sintiendo que nuestra alma está en éxtasis, que los problemas se nutren de soluciones, que el aire emancipador es una píldora efectiva para nuestras angustias, no una píldora adormesedora y ni calmante, sino curativa.

El sentir el viento, el saberse volando al lado de nuestros sueños nos da la posibilidad de ver nuestra vida, de regalarle nuestros temores al tiempo, de besar a nuestro futuro y de vivir al máximo el momento tan supremo, tan sublime y tan necesario de VOLAR.

Volar no significa emigrar y abandonar el pasado, solo significa el descansar, el tomar todo y arrojarlo al tiempo, al destino pudiendo ver que somos lo suficientemente seguros y felices de hacerlo, lo suficientemente inteligentes para tomar un vuelo, un vuelo cada que sea necesario, cada que el alma grite por su dosis de adrenalina y de descanso a la vez

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